Henri Cartier Bresson, El momento decisivo 

En El momento decisivo, Cartier Bresson no concluye propiamente lo que identifica a una buena fotografía. En gran medida una fotografía (directa) está determinada por el azar, un suceso aleatorio aunque escogido por el fotógrafo. Pienso en su fotografía en Siphos, Grecia, la espera del azar y el momento para realizar las tomas, posteriormente la elección entre dos opciones, una en la que aparece un monje ortodoxo y otra de una niña corriendo. Pudo haber aparecido cualquier otro elemento pero eso está fuera del alcance del fotógrafo que decide no producir las escenas. Creo que la fotografía debe ser uno de los medios con menos posibilidad de control (si se habla de fotografía directa), no es como en la pintura, en donde uno decide exactamente la posición de los elementos, la composición, en la pintura todo se planea con anticipación. Aunque en ese caso estaría excluyendo a Pollock. En la fotografía casi todo está dado por el momento y cada oportunidad desaparece de un instante a otro, causa de la frustración del fotógrafo, esta ansiedad de la que habla Cartier Bresson por estar siempre esperando a que algo pase, como un animal que acecha a su presa, cuestión de segundos. No puedes fotografiar todo, se necesita cierta sensibilidad para realizar la toma, aunque Cartier Bresson admite que él lo hace de manera impulsiva, casi automática y sin reflexión. Fotografiamos no sólo lo que nos parece interesante sino también lo que nos conmueve, el exotismo es algo que está muy presente en la fotografía, lo que sorprende y nos parece diferente, por eso los turistas fotografían todo el tiempo, todo, como máquinas. Quizás eso es lo que los diferencia de los fotógrafos.

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